Un viajante llegó a su casa después de haber pasado toda una semana de viaje.
¡María! Vengo que no me aguanto, ve quitándote la ropa
que te voy a hacer el amor
como nunca.
Entraron en la habitación, se metieron en la cama e hicieron el
amor de manera salvaje, brutal, escandalosa.
Fue tal el ajetreo y el ruido de la cama contra la pared,
que al poco de empezar escucharon unos golpes al
otro lado de la pared, acompañados por
las voces del vecino:
Ya está bien, ¡toda la semana
igual, ya basta!