La SEÑORA medio dormida en su CAMA, escucha cuando llega su MARIDO del
trabajo y siente como él la ACARICIA suavemente, casi de manera furtiva, como
recorriendo suavemente la periferia de su cuerpo. Ella siente cómo su cuerpo
reacciona inmediatamente a las caricias. El marido toma sus manos y las recoge, mete
una de sus manos por su espalda y llega atrevidamente hasta sus REDONDECES.
En este momento, la señora está que arde, jadeante y deseosa. Entonces, sus piernas
son abruptamente levantadas. La mujer siente que la pasión perdida por años ha
regresado y le encanta sentir cómo su hombre apoya sobre ella todo su peso. La
enerva sentir en su nuca el aliento cálido de su marido. Ella se prepara, levanta las
caderas; separa y flexiona sus piernas y se DISPONE a ser TOMADA, cuando de pronto
su marido suelta sus piernas, gira sobre sí mismo y se ACOMODA en su LADO de la CAMA.
La mujer, asombrada y respirando hondamente pregunta:
¿Qué pasó?
Él responde:
Ya.
¿Ya qué, grandísimo cabrón?
Ya duérmete, mi cielo. Ya encontré el CONTROL REMOTO.