Un cazador cae en una trampa preparada para cazar leones.
Dentro, una de las fieras le dice
– No se preocupe, que soy vegetariano. Pasada una semana, al león empiezan a brillarle los ojos y a caérsele la baba.
– ¿No decías que no comías carne?
– Ya! pero se te está poniendo una cara de repollo.