Dos amigos van por el campo.
Se encuentran una escopeta con los cañones recortados.
Sin saber muy bien lo que es, uno de ellos se pone
a mirar por los cañones a modo
de prismáticos.
Mientras el otro hurga en los gatillos
y claro, se dispara.
Los ojos del que miraba por los cañones, se
le saltan de las órbitas.
El otro le dice: ¡No me mires así que yo
también me he asustado!.