Un abogado llega tarde a un importante juicio y no encuentra estacionamiento…
Levanta la vista al cielo y dice:
Señor, por favor, consígueme un sitio para aparcar y
te prometo que iré a Misa los domingos del
resto de mi vida, dejo las malas compañías y los vicios.
Y jamás en mi vida me volveré a emborrachar…
¡Y dejo de acostarme con mi secretaria,
que además está casada!
Milagrosamente, en ese momento, aparece un sitio
libre, el hombre aparca y dice:
-No te preocupes Señor que ya encontré uno,
pero gracias de todos modos