En un restaurante un hombre espera que quede alguna mesa libre.
Ve una en la que un hombre
cabecea dormitando.
Disculpe camarero, ¿por qué no despierta a ese hombre y le dice
que hay gente esperando para comer?
Ya se lo he dicho tres veces y vuelve a
quedarse dormido.
¿Y por qué no le echa?
Pues… Porque cada vez que le despierto
pide la cuenta y la paga.